Dada la gran confusión existente en los medios católicos acerca de la ardua disputa doctrinaria sobre el “Novus Ordo Missae”, queremos puntualizar del modo más claro y breve posible las razones por las cuales debemos considerar inaceptable para la Fe Católica “Novus Ordo”.
El 3 de Abril de 1969 Paulo VI publicó la Constitución Apostólica Missale Romanum que promulga dos documentos: 1º “La Institutio Generalis Missalis Romani”, y 2º “El Novus Ordo Missae”.La Institutio fue elaborado por una “comisión pontificia”, de la que formaron parte seis protestantes, como aplicación de la Constitución “Sacrosantum Concilium” del vaticano II. Por tanto, de antemano debemos reconocer dos cosas: 1º que la “Institutio” aparece como una derivación clarísima del vaticano II, y 2º Que fue elaborada bajo la responsabilidad de Paulo VI. Nadie que razone con lógica y buen fe puede eludir estas consecuencias, terribles pero ciertas.
En su texto original de 1969 la “Institutio” no utiliza una sola vez siquiera las expresiones dogmáticas acuñadas por la Iglesia: “Transubstanciación” y “Presencia Real”. En cambio, utiliza el término equívoco “raepresentatur”. Así dice: “con las palabras y acciones de Cristo se hace presente aquella Última Cena en que el mismo Cristo Señor instituyó el sacramento de la Pasión y Resurrección dando a comer y a beber a sus Apóstoles su cuerpo y su sangre…” (nº60).
Cualquiera que sepa un mínimo de Doctrina Católica advierte que esta manifestación es heterodoxa. Nada hay en ella parecido a la Fe que dogmáticamente definió la Iglesia definió en el Concilio de Trento.
Por muchísimo menos, osea, por no utilizar el término preciso “Transubstanciación”, el Papa Pío VI el 1794 condenó el Sinodo Jansenista de Pistoya. Pero Paulo VI pubica una “institutio” donde prácticamente se expone la doctrina protestante sobre la Cena. Dice el nº 7 : “La Cena del Señor o Misa e la sagrada Sinaxis o Asamblea del Pueblo de Dios que se congrega, presidida por el sacerdote, para celebrar el Memorial del Señor”.
De semejante definición de la Misa, es natural que surjan todos los inaceptables errores que contiene la “institutio”, y que se manifiestan claramente en el Novus ordo, a saber:
1º) Una noción completamente ambigua sobre la “presencia” de Ntro. Sr. Jesucristo n la Misa. Nunca, se deja suficientemente claro que esa presencia sea físicamente real y substancial, y no meramente espiritual. En este aspecto resulta imposible justificar la supresión de numerosos símbolos que contiene el Rito Tridentino, por ejemplo, genuflexiones, el tratamiento que el sacerdote debe tener con las Sagradas Formas, señales de la Cruz. Si un símbolo es abolido, está claro que queda abolida la manifestación de lo que ese símbolo representa… ¡Esto es gravísimo!
2º) Las expresiones “Cena del Señor”, “Asamblea”, “Pueblo de Dios”, Memorial del Señor”, y otras que constantemente se utilizan a lo largo de la “institutio” y del “Novus ordo”, son de neto sabor protestante.
3º) La idea de que el sacerdote “preside la Asamblea”, como delegado del pueblo se insinúa continuamente en el Novus ordo, que ha procurado suprimir al máximo toda verdadera diferencia jerárquica ministerial entre el sacerdote y los fieles. Po ejemplo, se suprime las oraciones al pie del altar donde el pueblo responde a las invocaciones del sacerdote, el “confiteor” ya no es rezado separadamente por el sacerdote y luego, por el pueblo; el sacerdote ya no comulga según un ritual particular, sino que lo hace como si fuera simplemente el primero de los que comulgan, etc.
4º) La ausencia de toda referencia clara a que la Misa es un Sacrificio “Propiciatorio”. Esto es enormemente grave porque el Concilio de Trento ha fulminado un anatema expreso para quien negare el carácter propiciatorio del Sacrificio de la Misa.
5º) La denominación de la Consagración como “narración de la institución” cuando según la Fe Católica la Consagración opera una renovación verdadera y físicamente real del mismo Sacrificio de la Cruz a través de la Transubstanciación. Esta herejía aparece patente incluso en la tipografía del Novus ordo, donde se destacan palabras que pertenecen a la parte narrativa del Canon, confundiéndolas inadmisiblemente con las palabras específicamente consagratorias.
6º) La tendencia a equiparar la llamada “liturgia de la palabra” con la llamada “liturgia de la eucaristía”. Esto contribuye a resaltar mas y mas el carácter de “asamblea” que se le quiere dar al acto, en detrimento de la renovación del Sacrificio.
Un análisis pormenorizado del Novus ordo en comparación de la Misa de Siempre codificada por San Pío V, permitiría percibir estos errores multiplicados por mil, a cada paso, en cada oración, en cada gesto. No obstante, creemos que con estas pautas generales que damos dejamos bien claro nuestro pensamiento. No podemos admitir el Novus ordo de la misa, no podemos porque nos lo impide nuestra Fe Católica.
Y este no es un problema de que el sacerdote que oficia sepa guardar el decoro, que tenga buena intención o que no cometa excesos. El asunto de los excesos es harina de otro costal. Nosotros decimos que el Novus ordo, incluso en su forma más “conservadora”, es inaceptable.
Y nadie diga que las modificaciones que se introdujeron en la institutio en 1970 a raíz de la gran reacción que hubo, en especial el célebre “Breve Examen Crítico” de los cardenales Ottaviani y Bacci, han solucionado la cuestión. Por el contrario, esas modificaciones han agravado al máximo el problema, porque sobre el error han traído la confusión, pues mantienen los mismos errores de la redacción de 1969, pero agregando una serie de manifestaciones de tono ortodoxo, en especial en el proemio, de cuya mezcla se sigue una confusión descomunal y disparatada sobre qué cosa sea la Misa.Que no se diga tampoco, consignamos esto por caridad a tantas almas de buena fe, que a la misa en lengua vernácula “la entienden todos”. Las cosas de la Fe no se entienden racionalísticamente, se creen y punto. Además, ¿puede depender el valor de la Misa de que “se entienda” o “no se entienda”? ¡Absurdo! ¡Qué egoísmo y pereza reviste tal actitud, digna de la ramplonería de los reclames televisivos! Ocurre que la lengua vulgar, haciéndoles creer que entienden todo, les pasa gato por liebre ¡No comprende esta buena gente qu se les ha cambiado la auténtica Misa, católica cien por cien, por una “nueva misa” protestantizada, con maquillaje católico!.
Nosotros no estamos dispuestos a renunciar a la Misa Veradadera, a la Misa Católica, queremos seguir siendo Católicos, Apostólicos y Romanos, no otra cosa.
Defensa de la Fe de Siempre
Comisión de Liturgia
El 3 de Abril de 1969 Paulo VI publicó la Constitución Apostólica Missale Romanum que promulga dos documentos: 1º “La Institutio Generalis Missalis Romani”, y 2º “El Novus Ordo Missae”.La Institutio fue elaborado por una “comisión pontificia”, de la que formaron parte seis protestantes, como aplicación de la Constitución “Sacrosantum Concilium” del vaticano II. Por tanto, de antemano debemos reconocer dos cosas: 1º que la “Institutio” aparece como una derivación clarísima del vaticano II, y 2º Que fue elaborada bajo la responsabilidad de Paulo VI. Nadie que razone con lógica y buen fe puede eludir estas consecuencias, terribles pero ciertas.
En su texto original de 1969 la “Institutio” no utiliza una sola vez siquiera las expresiones dogmáticas acuñadas por la Iglesia: “Transubstanciación” y “Presencia Real”. En cambio, utiliza el término equívoco “raepresentatur”. Así dice: “con las palabras y acciones de Cristo se hace presente aquella Última Cena en que el mismo Cristo Señor instituyó el sacramento de la Pasión y Resurrección dando a comer y a beber a sus Apóstoles su cuerpo y su sangre…” (nº60).
Cualquiera que sepa un mínimo de Doctrina Católica advierte que esta manifestación es heterodoxa. Nada hay en ella parecido a la Fe que dogmáticamente definió la Iglesia definió en el Concilio de Trento.
Por muchísimo menos, osea, por no utilizar el término preciso “Transubstanciación”, el Papa Pío VI el 1794 condenó el Sinodo Jansenista de Pistoya. Pero Paulo VI pubica una “institutio” donde prácticamente se expone la doctrina protestante sobre la Cena. Dice el nº 7 : “La Cena del Señor o Misa e la sagrada Sinaxis o Asamblea del Pueblo de Dios que se congrega, presidida por el sacerdote, para celebrar el Memorial del Señor”.
De semejante definición de la Misa, es natural que surjan todos los inaceptables errores que contiene la “institutio”, y que se manifiestan claramente en el Novus ordo, a saber:
1º) Una noción completamente ambigua sobre la “presencia” de Ntro. Sr. Jesucristo n la Misa. Nunca, se deja suficientemente claro que esa presencia sea físicamente real y substancial, y no meramente espiritual. En este aspecto resulta imposible justificar la supresión de numerosos símbolos que contiene el Rito Tridentino, por ejemplo, genuflexiones, el tratamiento que el sacerdote debe tener con las Sagradas Formas, señales de la Cruz. Si un símbolo es abolido, está claro que queda abolida la manifestación de lo que ese símbolo representa… ¡Esto es gravísimo!
2º) Las expresiones “Cena del Señor”, “Asamblea”, “Pueblo de Dios”, Memorial del Señor”, y otras que constantemente se utilizan a lo largo de la “institutio” y del “Novus ordo”, son de neto sabor protestante.
3º) La idea de que el sacerdote “preside la Asamblea”, como delegado del pueblo se insinúa continuamente en el Novus ordo, que ha procurado suprimir al máximo toda verdadera diferencia jerárquica ministerial entre el sacerdote y los fieles. Po ejemplo, se suprime las oraciones al pie del altar donde el pueblo responde a las invocaciones del sacerdote, el “confiteor” ya no es rezado separadamente por el sacerdote y luego, por el pueblo; el sacerdote ya no comulga según un ritual particular, sino que lo hace como si fuera simplemente el primero de los que comulgan, etc.
4º) La ausencia de toda referencia clara a que la Misa es un Sacrificio “Propiciatorio”. Esto es enormemente grave porque el Concilio de Trento ha fulminado un anatema expreso para quien negare el carácter propiciatorio del Sacrificio de la Misa.
5º) La denominación de la Consagración como “narración de la institución” cuando según la Fe Católica la Consagración opera una renovación verdadera y físicamente real del mismo Sacrificio de la Cruz a través de la Transubstanciación. Esta herejía aparece patente incluso en la tipografía del Novus ordo, donde se destacan palabras que pertenecen a la parte narrativa del Canon, confundiéndolas inadmisiblemente con las palabras específicamente consagratorias.
6º) La tendencia a equiparar la llamada “liturgia de la palabra” con la llamada “liturgia de la eucaristía”. Esto contribuye a resaltar mas y mas el carácter de “asamblea” que se le quiere dar al acto, en detrimento de la renovación del Sacrificio.
Un análisis pormenorizado del Novus ordo en comparación de la Misa de Siempre codificada por San Pío V, permitiría percibir estos errores multiplicados por mil, a cada paso, en cada oración, en cada gesto. No obstante, creemos que con estas pautas generales que damos dejamos bien claro nuestro pensamiento. No podemos admitir el Novus ordo de la misa, no podemos porque nos lo impide nuestra Fe Católica.
Y este no es un problema de que el sacerdote que oficia sepa guardar el decoro, que tenga buena intención o que no cometa excesos. El asunto de los excesos es harina de otro costal. Nosotros decimos que el Novus ordo, incluso en su forma más “conservadora”, es inaceptable.
Y nadie diga que las modificaciones que se introdujeron en la institutio en 1970 a raíz de la gran reacción que hubo, en especial el célebre “Breve Examen Crítico” de los cardenales Ottaviani y Bacci, han solucionado la cuestión. Por el contrario, esas modificaciones han agravado al máximo el problema, porque sobre el error han traído la confusión, pues mantienen los mismos errores de la redacción de 1969, pero agregando una serie de manifestaciones de tono ortodoxo, en especial en el proemio, de cuya mezcla se sigue una confusión descomunal y disparatada sobre qué cosa sea la Misa.Que no se diga tampoco, consignamos esto por caridad a tantas almas de buena fe, que a la misa en lengua vernácula “la entienden todos”. Las cosas de la Fe no se entienden racionalísticamente, se creen y punto. Además, ¿puede depender el valor de la Misa de que “se entienda” o “no se entienda”? ¡Absurdo! ¡Qué egoísmo y pereza reviste tal actitud, digna de la ramplonería de los reclames televisivos! Ocurre que la lengua vulgar, haciéndoles creer que entienden todo, les pasa gato por liebre ¡No comprende esta buena gente qu se les ha cambiado la auténtica Misa, católica cien por cien, por una “nueva misa” protestantizada, con maquillaje católico!.
Nosotros no estamos dispuestos a renunciar a la Misa Veradadera, a la Misa Católica, queremos seguir siendo Católicos, Apostólicos y Romanos, no otra cosa.
Defensa de la Fe de Siempre
Comisión de Liturgia
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