lunes, 12 de noviembre de 2018

REFLEXIONES SOBRE EL "PENSAMIENTO ÚNICO"... UN INTERESANTÍSIMO ARTÍCULO QUE NOS AYUDARÁ A COMPRENDER EL PORQUÉ NOS PASA, LO QUE NOS PASA.

“La verdad genera odio; por esto algunos, para no incurrir en el odio de los que le escuchan, velan su boca con el manto del silencio. Si predicaran la verdad, como la verdad misma exige y la divina Escritura abiertamente impone, incurrirían en el odio de las personas mundanas, que acabarían por expulsarlos de sus ambientes. Pero, como caminamos según la mentalidad de los mundanos, temen escandalizarlos, mientras que no se debe nunca faltar a la verdad, ni siquiera a costa de escándalo”.
Se están destruyendo las bases de la vida ética: los valores cristianos, la familia, el Estado soberano, la escuela. Desaparece el Estado como estructura que tutela el bien común y, con la normalización de las parejas homosexuales, desaparecen las figuras del padre y de la madre y, por tanto, la familia. Son considerados enemigos todos aquellos que osan oponer los valores éticos cristianos de la vida pública.
La batalla contra la verdad emplea fuerzas tan grandes que impiden a las pocas personas “no contagiadas” que se organicen y formen un movimiento compacto y consistente. El poder de la Bestia aumenta con cada ataque, ya que el Becerro de Oro, esto es, el sistema financiero internacional, es capaz de financiar cualquier operación. Los instrumentos monetarios utilizados para el control global son claramente adeudados a la colectividad.
El Becerro de Oro, para mantener su sistema de beneficio, necesita, sin embargo, imponer el pensamiento totalitario, eliminando todo vínculo moral, espiritual y cultural, de manera que nos convierta a todos en ignorantes, llenos de caprichos y carentes de toda responsabilidad hacia el mundo exterior. El pensamiento único globalizado – con sus promotores, arquitectos, vigilantes – sirve para hacer previsibles y controlables los comportamientos sociales.
El hombre de hoy está cada vez más animalizado y globalizado, al haber elegido aceptar la estupidización televisiva y obedecer a los dictámenes del pensamiento único “políticamente correcto”.
Muchos tienen ya una consciencia de la realidad de “dibujos animados”. No tienen la mínima idea de cómo los gobiernos, los bancos y todas las instituciones están controladas para subvertir el orden natural y espiritual querido por Dios. Se piensa todavía que los telediarios y los periódicos son pozos de ciencia y verdad, exentos de conflictos de intereses y de intentos propagandísticos. No existe la mínima consciencia de que los medios son el instrumento de propaganda utilizado para manipular la percepción pública de actuaciones gubernamentales y económicas, para consolidar un sistema que va completamente contra las leyes de Dios. Todo ello es claramente reforzado por instituciones educativas y escolares, en las que se asimila un saber creado para distraer de la comprensión de lo que está sucediendo.
Demasiadas personas piensan que la realidad comienza y termina exactamente donde se les ha hecho creer. Pero, como nos amonestó Séneca:
“No existe persona más esclava que quien se cree libre”.
La verdad es que vivimos en un “sistema de poder” corrupto, que, por medio del uso de actuaciones difícilmente opinables, por ser sostenidas por motivos “aparentemente coherentes”, nos dirige por caminos decididos por arriba por los Venerables Hermanos Iluminados, los “Caballeros de la Mesa Puesta”, al servicio del Gran Arquitecto de los Repartos y de los Comederos.
La “dictadura del pensamiento único” es la evolución de los antiguos sistemas totalitarios. Para convencer o conquistar no es necesario recurrir a los métodos autoritarios de un tiempo; por medio del control de los medios de comunicación se crean opiniones mayoritarias. Los descubrimientos en el campo de la psicología cognitiva han permitido la creación de técnicas de manipulación sofisticadas que tienen en los “Spin Doctors” sus figuras de referencia. Son los Spin Doctors los que, actuando en el interior de las instituciones como consultores o asistentes de políticos, dictan la agenda de los medios de comunicación.
La neo-lengua del “pensamiento único”, análoga a la orweliana, invierte el significado de las palabras. Ridiculiza, aísla, reprime toda forma de pensamiento divergente de la “ortodoxia”, sin utilizar argumentos racionales, sino simplemente mediante acusaciones y eslóganes prefabricados.
Para dirigir según los planes el curso de la transformación de la sociedad, se han construido “creencias protegidas” continuamente reforzadas en los telediarios; algunas de las más recurrentes son: impuestos, deuda pública, inmigración. Estas “creencias protegidas” son utilizadas por los vasallos del poder mundialista para determinar la forma de la sociedad porque, como afirmaba Pío XII:
“De la forma dada a la Sociedad, según esté de acuerdo o no con las Leyes divinas, depende el bien o el mal de las almas”. 
Como preveía Orwel, hoy son las masas las que defienden las “mentiras oficiales”. Es suficiente apagar la televisión y encender el cerebro para comprender sobre qué bases se apoyan. Basta un poco de espíritu crítico para ver la mentira tecnocrática según la cual lo que sucede en política y economía es demasiado difícil de comprender.
Basta poco para comprender que la tarea de las “instituciones legítimas” debería ser la de emitir moneda, no de sustraérsela al pueblo para dársela a los banqueros privados, haciendo pagar, como han pagado los italianos, dos billones de euros de “intereses de deuda”. Basta poco para comprender que la así llamada “deuda pública” es una superestructura creada por la concesión de la soberanía monetaria a los banqueros privados, lo cual sucede cuando se sustituye una moneda de Estado por una moneda privada como el Euro. Basta poco para comprender que justificar la inmigración como medio para compensar el descenso demográfico es una mentira: en vez de gastar 45 euros al día por cada africano que entra en Italia, bastaría con dar 45 euros al día a cada pareja italiana que tenga un hijo…
Si no se hace el esfuerzo de apagar el televisor y de encender el cerebro, se corre el riesgo de volverse como la mayor parte de la gente, que se “abreva” en la televisión confiando en los periodistas telegénicos de moda, puestos allí aposta para organizar el pensamiento colectivo.
Desgraciadamente, la población, además de adaptarse al “pensamiento único”, tiende también a acostumbrarse a la inmoralidad del poder, ya que pensar en la injusticia que se sufre es demasiado doloroso. La dimensión de la batalla espiritual es imponente y no es posible llevarla sin la verdadera fe cristiana; esto es, la que no ha sido mutilada por el espíritu innovador de la Iglesia “emancipada”, que, en vez de convertir al mundo al Evangelio, prefiere “adaptar” el Evangelio al mundo moderno.
“No puede pasarse por alto el espectáculo miserando de un mundo en descomposición por la ruina, actuada en él, de las fundamentales estructuras morales de la vida... No podemos, sin embargo, no advertir la creciente marea de culpas privadas y públicas, que intenta sumergir a las almas en el fango y subvertir todos los sanos ordenamientos sociales. Como todo tiempo tiene una impronta propia que sella sus obras, así nuestra edad, en su misma culpabilidad, se distingue por indicadores como los siglos pasados no vieron quizá nunca igualmente reunidos."

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